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SS. Pedro y Pablo

Qué le responderíamos a Jesús si hoy nos preguntara: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? / Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer M ateo 16, 13-19 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en

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Jesús por Benedicto XVI - Preguntas sobre el mensaje de Jesús

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Preguntas sobre el mensaje de Jesús

1. Para Jesús ¿Cuál es el único poder salvador?


“la pobreza de Dios” y “la paz de Dios”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Página 15

2. ¿A qué se refiere Jesús cuando habla de ‘vida eterna’?


“La expresión ‘vida eterna’ no significa la vida que viene después de la muerte -como tal vez piensa de inmediato el lector moderno-, en contraposición a la vida actual, que es ciertamente pasajera y no una vida eterna. ‘Vida eterna’ significa la vida misma, la vida verdadera, que puede ser vivida también en este tiempo y que después ya no puede ser rebatida por la muerte física. Esto es lo que realmente interesa: abrazar ya desde ahora ‘la vida’, la vida verdadera, que ya nada ni nadie puede destruir”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Página 102

3. ¿Cómo encuentra el hombre la vida eterna, según Jesús?


“El hombre ha encontrado la vida cuando se sustenta en Él, que es la vida misma. Entonces, muchas cosas en el hombre pueden ser abandonadas. La muerte puede sacarlo de la biosfera, pero la vida que la transciende, la vida verdadera, ésa perdura (…). Lo que da esa vida que ninguna muerte puede quitar es la relación con Dios en Jesucristo”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 104-105

4. ¿Conocemos la verdad del hombre a partir de la ciencia?


“La verdad funcional sobre el hombre se ha hecho visible [con el código genético humano]. Pero la verdad acerca de sí mismo -sobre quién es, de dónde vien, cuál el objeto de su existencia, qué es el bien o el mal- no se la puede leer desgraciadamente de esta manera. El aumento de la verdad funcional parece más bien ir acompañado por una progresiva ceguera para la ‘verdad’ misma, para la cuestión sobre lo que realmente somos y lo que de verdad debemos ser”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Página 227

5. ¿Cuál es la novedad del ‘mandamiento nuevo’ que Jesús da a sus discípulos?


“Se ha dicho que la novedad, más allá del mandamiento ya existente del amor al prójimo, se manifiesta en la expresión ‘amar como yo os he amado’, es decir, en amar hasta estar dispuestos a sacrificar la propia vida por el otro. Si consistiera en esto la esencia y la totalidad del ‘mandamiento nuevo’ entonces habría que definir el cristianismo como una especie de esfuerzo moral extremo (…). No, la verdadera novedad del mandamiento nuevo no puede consistir en la elevación de la exigencia moral. Lo esencial también en estas palabras no es precisamente la llamada a una exigencia suprema, sino al nuevo fundamento del ser que se nos ha dado. La novedad solamente puede venir del don de la comunión con Cristo, del vivir en Él (…) Sólo si nos dejamos lavar una y otra vez, si nos dejamos ‘purificar’ por el Señor mismo, podemos aprender a hacer, junto con Él, lo que Él ha hecho. La inserción de nuestro yo en el suyo -’vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí’ (Ga 2, 20)- es lo que verdaderamente cuenta”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 81-82

6. ¿Por qué es creíble el mensaje que difunde la Iglesia?


“[el mensaje de la Iglesia] recibió, y recibe todavía, su credibilidad y su relevancia histórica precisamente de esta trabazón entre sentido e historia: donde este lazo se deshace, se disipa la misma estructura básica de la fe cristiana”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Página 139

7. ¿Predice Jesús el fin del mundo?


“Las palabras apocalípticas de Jesús nada tienen que ver con la adivinación. Quieren precisamente apartarnos de la curiosidad superficial por las cosas visibles y llevarnos a lo esencial: a la vida que tiene su fundamento en la Palabra de Dios que Jesús nos ha dado; al encuentro con Él, la Palabra viva; a la responsabilidad ante el Juez de vivos y muertos”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 67-68

8. La palabra de Jesús tiene más poder que el cosmos, afirma Ratzinger. ¿En qué sentido?


“La palabra [de Jesús], casi nada en comparación con el enorme poder del inmenso cosmos material, un soplo del momento en la magnitud silenciosa del universo, es más real y más duradera que todo el mundo material. Es la realidad verdadera y fiable, el terreno sólido sobre el que podemos apoyarnos y que resiste incluso al oscurecerse del sol y al derrumbe del firmamento. Los elementos cósmicos pasan; la palabra de Jesús es el verdadero ‘firmamento’ bajo el cual el hombre puede estar y permanecer”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 66-67

9. ¿Quiso Jesús hacerse rey? ¿Qué clase de reinado reivindica?


“Jesús reivindica, de hecho, un derecho regio. Quiere que se entienda su camino y su actuación sobre la base de las promesas del Antiguo Testamento, que se hacen realidad en Él. (…) Al mismo tiempo (…)Jesús no se apoya en la violencia, no emprende una insurrección militar contra Roma. Su poder es de carácter diferente: reside en la pobreza de Dios, en la paz de Dios, que él considera el único poder salvador”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Página 15

10. ¿Qué distingue el reinado de Jesús de los reinados del mundo?


“A lo largo del interrogatorio Pilato introduce otro término proveniente de su mundo y que normalmente está vinculado con el vocablo ‘reinado’: el poder, la autoridad (…). el dominio requiere un poder; más aún, lo define. Jesús, sin embargo, caracteriza la esencia de su reinado como el testimonio de la verdad. Pero la verdad, ¿es acaso una categoría política? (…) ¿Puede asumir la política la verdad como categoría para su estructura? ¿O debe dejar la verdad como dimensión inaccesible, a la subjetividad y tratar más bien de lograr establecer la paz y la justicia con los instrumentos disponibles en el ámbito del poder? Y la política, en vista de la imposibilidad de poder contar con un consenso sobre la verdad y apoyándose en esto, ¿no se convierte acaso en instrumento de ciertas tradiciones que, en realidad, son sólo formas de conservación del poder? Pero, por otro lado, ¿qué ocurre si la verdad no cuenta para nada? ¿Qué justicia será entonces posible? ¿No debe haber quizás criterios comunes que garanticen verdaderamente la justicia para todos, criterios fuera del alcance de las opiniones cambiantes y de las concentraciones de poder? ¿no es cierto que las grandes dictaduras han vivido a casua de la mentira ideológica y que sólo la verdad ha podido llevar a la liberación?”

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 223-224

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